El comportamiento de la gente en el ámbito laboral es, en la actualidad, una de las áreas más críticas para explicar la productividad en las organizaciones y empresas alrededor del mundo. El éxito de los administradores depende de su capacidad de compreder el comportamiento tanto a nivel individual, grupal y organizacional.

miércoles, 1 de abril de 2009

FORO #3

Hola jovenes, este es nuestro último foro.

No se requieren citas bibliográficas, esta es una reflexión que vamos a compartir. Igualmente se requieren 3 entradas al foro. El Foro se cierra el 15 de abril.

Brian Emerson y Anne Loehr (A Managers’s Guide to Coaching, 2008) nos dicen que para permanecer entre los mejores, se necesita hacer más, se necesita crecer. Dicen que si no estamos creciendo estamos muriendo. Agregan que eso significa que las personas necesitan desarrollar y mejorar sus competencias progresivamente.

Los autores proponen la siguiente ecuación para determinar el Nivel de Éxito de una persona:

ECUACION

Aptitud + Actitud + Recursos disponibles = Nivel de Éxito


* Saber hacer * Esfuerzo * Gente Bajo Mediano Alto
* Competencias * Confianza * Equipos
* Habilidad * Enfoque * Tiempo
* Entusiasmo


La dirección de las flechas indica que los 3 componentes están altos para un nivel alto de éxito.

• Piense en usted y analice cada uno de los 3 componentes de la ecuación.
• Analice la combinación de los 3 componentes para el éxito cambiando la dirección de las flechas en cada componente, (ejemplo los dos primeros altos y el tercero bajo y así sucesivamente) e indique qué sucede en cada cambio con el Nivel de éxito.
• Decida cuál es el componente más importante de la ecuación y el porqué de su decisión.
• Comente sobre su situación y sobre las consecuencias para su Nivel de Éxito en su trabajo.

Salusdoas,

Ivonne

41 comentarios:

  1. Marcela Matamoros2 de abril de 2009, 12:53

    En definitiva existe una relación de interdependencia entre los 3 componentes de la ecuación, que indica que si cualquiera de ellos experimenta un cambio los otros también lo harán, afectando por supuesto el resultado final concerniente al nivel de éxito profesional.

    Si por ejemplo la aptitud y la actitud están a niveles máximos, pero los recursos en nivel bajo, considero que aún así puede haber un nivel de éxito de mediano a alto, puesto que si bien se necesita de insumos concretos para realizar una tarea, son más importantes las habilidades y la actitud que uno tenga para llevarla a cabo. Imagino que a muchos de nosotros nos habrá tocado trabajar en lugares “con las uñas” y aún así hemos sacado adelante la faena, precisamente porque contamos con las competencias y el entusiasmo (y amor) necesario para hacer “de tripas corazón”, como dicen popularmente. Si se trata de algo que nos motiva y nos reta positivamente, la falta de recursos no es tan significativa más bien estimula la eficiencia.

    Si actitud y recursos son altos, pero en aptitud hay un nivel bajo, el resultado final puede ser más variable. Depende en gran medida de la actitud que asuma la persona para compensar las habilidades que le faltan con otras que sí tenga, o para aprender aquellas que le son necesarias. Dependiendo de la naturaleza del trabajo y de la premura que haya por realizarlo, será conveniente que la persona a la que le faltan capacidades se ponga al día y colabore con el proyecto. De haber buena disposición y recursos a la mano que sean de utilidad, es posible que el problema de aptitud se resuelva positivamente, pero sino podría mermar la productividad.

    La última combinación posible es recursos y aptitud en nivel alto y actitud en nivel bajo. Creo que todas las mezclas, esta es la que podría derivar en un nivel de éxito menor. ¿Por qué? Porque como hemos vistos tantas veces a lo largo del curso de CO, el componente emocional del trabajo juega un papel importantísimo y es determinante para la satisfacción de un individuo a nivel laboral. Si una empresa cuenta con todos los recursos necesarios (personal, procedimientos, insumos) y a su vez estas tienen todas las habilidades que se requieren, el éxito está casi asegurado…casi, porque si a nivel de emociones y actitudes algo falla, el resto lo hará también y el resultado final de éxito será bajo. Por ejemplo, puede que un equipo de trabajo, donde todos los miembros tengan competencia distintas y complementarias, terminen fallando al realizar una tarea porque no se asentaron bases sólidas para la confianza, porque hubo alguno de los miembros que no se esforzó y más bien se “arrecostó” a los otros generando roces, o porque hay personalidades que chocan y no logran ponerse de acuerdo con respecto al enfoque quieren darle a su proyecto.

    De esta forma, mi conclusión personal es que el elemento más importante de la ecuación es la actitud, si bien eso no quiere decir que los otros dos elementos no sean importantes. Tampoco se puede ser sólo actitudes, también hay que “saber hacer” y contar con las herramientas adecuadas. Como dicen “El infierno está lleno de buenas intenciones”.

    Esta conclusión la respaldo en mi propia experiencia laboral, en la cual he visto que el componente que ha determinado la insatisfacción o rotación ha sido precisamente el de actitud. Actualmente me encuentro sin empleo, y de hecho la combinación que generó mi retiro de ese lugar fue Actitud y Recursos en nivel bajo.

    Aunque desde siempre el factor recursos estuvo en un nivel de mediano bajo, el hecho de que existieran altos niveles de aptitud y actitud colaboró para que yo me sintiera satisfecha y realizada con mi trabajo. No me importó trabajar con las uñas, a pesar de todo porque a nivel profesional sentía que estaba avanzando. De hecho, aunque tenía y tengo las aptitudes para desarrollar el trabajo que realizaba, si en algún momento faltaba uno poquito de esto, el hecho de sentirme motivada me impulsaba a aprender rápido y a adquirir esas capacidades que me estaban haciendo falta. Fue un proceso de aprendizaje provechoso. No obstante, cuando el elemento actitud comenzó a declinar por diversos factores (relacionados de hecho con el declive de recursos), fue el momento cuando empecé a sentir que no me satisfacía mi trabajo, y en consecuencia, mi productividad también disminuyó. El no experimentarlas mismas ganas de trabajar y de aplicar mis habilidades al cumplimiento de metas organizacionales, así como el no recibir las retribuciones justas por mi labor, provocó finalmente mi retiro, ya que a nivel profesional y personal no estaba tenido ningún éxito.

    De aquí se desprende que los tres elementos de la ecuación no sólo se complementan, sino que tienen que convivir en armonía para un buen desempeñó laboral y para lograr altos niveles de éxito profesional.

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  2. Los tres componentes se encuentran interrelacionados, y hacen de esta ecuación una realidad tanto para la vida personal como profesional. Es así que el tener las aptitudes para realizar las labores asignadas, la confianza y el deseo de realizarlas, junto con los materiales para poder hacerlo, nos aseguran el éxito en el proceso.

    Claro está que, a mayores aptitudes, mayores actitudes positivas y más recursos disponibles, más alto será nuestro nivel de éxito. A pesar de que en una situación ideal siempre tendríamos niveles altos de los tres componentes, la realidad no siempre es así. Algunas veces poseemos los recursos y las actitudes, pero no tenemos las competencias o habilidades necesarias para desempeñarnos, por lo que nos toma más tiempo y esfuerzo el cumplimiento de nuestro trabajo, e incluso puede suceder que nunca logremos aprenderlas y tengamos siempre un rendimiento deficiente.

    En otras ocasiones, las aptitudes y los recursos pueden ser altos, pero no tenemos la actitud correcta por lo que no hacemos las cosas adecuadamente, o simplemente mostramos un desinterés completo dejando que pase el tiempo sin hacer nada. Esto nos demuestra que es de suma importancia que las personas se interesen por lo que hacen, que disfruten hacerlo y que amen su trabajo, pues altos niveles de compromiso y de motivación se constituyen en un impulso para enfocarse en lo que se debe hacer y esforzarse por lograrlo de la mejor manera.

    Es necesario tener presente que en este aspecto no solamente participa la persona, porque el ambiente laboral y la cultura pueden ser una fuerte influencia, tanto de manera positiva como negativa, donde encontramos casos tan complicados como personas con el síndrome de burnout.

    Una tercera combinación es la creada por pocos recursos, pero altos niveles en los componentes de aptitudes y actitudes. En este caso, las aptitudes adecuadas y actitudes positivas pueden llegar a disminuir el efecto de la escasez en recursos, pues con los conocimientos, un poco de esfuerzo y confianza se pueden ingeniar soluciones para amortiguar el problema, encontrando nuevos caminos para el cumplimiento de objetivos.

    De acuerdo con mi experiencia, lamentablemente el tiempo es uno de los recursos más escasos, pues la gran mayoría de las asignaciones son para “ayer” y aunque se trate de avanzar siempre surge algo más urgente que desplaza las otras actividades, y deja menos tiempo para su realización.

    Por otra parte, cuando ingresamos a un nuevo trabajo no sabemos siempre como se hacen algunas tareas o no sabemos cómo se realizan en esa organización, es así que debemos estar en un ciclo de aprendizaje continuo, ya sea para adaptarnos a una nueva situación laboral o porque se nos asignen nuevas tareas. Ya con el conjunto de lo mencionado, todo queda en manos de la confianza en nosotros mismos y el deseo de poder realizar las asignaciones de manera eficiente y eficaz.

    Es así que según mi opinión, el componente más importante es la actitud, pues las aptitudes se pueden aprender por medio de estudio y capacitaciones, además de la práctica. Los recursos disponibles aunque necesarios, no son indispensables, pues con un poco de imaginación se puede solucionar su escasez, ya sea buscando nuevas alternativas o reemplazándolos por otros. Todo esto nos da por resultado que la actitud es indispensable para el éxito, pues si tengo interés, me esfuerzo y demuestro entusiasmo ideando soluciones, tratando de mejorar cada día por medio del estudio o la capacitación, buscando aprender de lo que me rodea y tratando de dar siempre un poco más, el cielo es el límite.


    Glenda Guillén Mora

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  3. Al analizar la ecuación propuesta por Brian Emerson y Anne Loehr, queda en evidencia que cada componente tiene un papel fundamental dentro de la escala de éxito que la mayoría de organizaciones desea y, que la ausencia de uno afecta directamente a los otros y, por lo tanto, el nivel de éxito esperado.
    Si el componente de aptitud es alto pero el de actitud es bajo, el resultado es un equipo de trabajo que, a pesar de contar con habilidades y competencias adecuadas y tiene claros los objetivos que se deben alcanzar, no tiene los niveles de confianza, dedicación y entusiasmo que les permita cumplir las metas que persiguen.
    Si por el contrario, el componente de actitud está alto y el de aptitud bajo, tenemos gente muy entusiasmada por hacer las cosas, que se esfuerza y confía en alcanzar las metas, pero que no tiene las competencias ni las habilidades para lograrlo.
    El componente de aptitud puede fortalecerse por medio de capacitación, aprendizaje y hasta aplicando el reforzamiento positivo para moldear el comportamiento de la gente en aras de subir el nivel de éxito de este componente.
    La parte de actitud que es un poco más difícil de tratar pues éstas forman parte de las personalidades y en muchas ocasiones aunque se intente influenciarla posiblemente tenga poco efecto sobre esta.
    En cuanto a los recursos disponibles, siento que es de complemento a los anteriores, porque nada hacemos con gente hábil y con buena actitud, si no tenemos los recursos necesarios para lograr los objetivos propuestos, sin embargo, me atrevo a decir que el nivel bajo, medio o alto de este último componente, depende más del gerente o del dueño de la compañía que de los demás y, por ende, es más factible de manipular que los otros.
    Por eso me inclino a pensar que los componentes de aptitud y de actitud son determinantes para alcanzar un nivel alto de éxito.
    En caso particular, tengo algunas de las características de cada componente y en el trascurso de esta Maestría espero mejorarlas y alcanzar otras que aún me falta pulir en el campo del conocimiento. Como profesional, esposa y mamá me considero una persona de éxito, ya he logrado con mucho esfuerzo equilibrar dichos papeles para sentirme una persona realizada tanto a nivel personal como profesional.

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  4. Esta reflexión me resulta muy interesante, pues a pesar de que nunca había tenido que comentarla formalmente, varias veces he pensado en este tema a la hora de participar en reclutamientos de personal para la empresa donde trabajo. Y es que a la hora de contratar personal, el tema de las competencias frente a las calidades humanas y actitudes del candidato se convierte en toda una disyuntiva que en ocasiones no se resuelve adecuadamente, y en este caso, los problemas por lo general se observan en el mediano o largo plazo.
    ¿Se deben contratar “estrellas” profesionales o personas con una actitud muy positiva ante el trabajo y un alto nivel de compromiso? La respuesta obvia es que lo deseable es un balance entre ambas, sin embargo, lo más sencillo de verificar en el perfil de una persona son sus competencias profesionales, mientras que su actitud es algo que tendremos que ver en el transcurso de su trabajo. Incluso, algunas personas muestran su verdadero “yo” hasta varios meses después de su contratación, cuando su período de prueba ha finalizado y se sienten más seguras en su puesto.
    Para muchos gerentes en mi oficina, la respuesta es contratar estrellas. Personas que tengan todo el conocimiento necesario y deseable en su campo de trabajo, sin importar que tan bien se adapten al grupo o a la cultura organizacional. El resultado es generalmente un departamento que cumple con sus metas, pero que está desintegrado e incluso desmotivado. En mi caso personal, a esta disyuntiva siempre respondí que la calidad técnica de las personas que yo contrataba era tan importante como la actitud que demostraran ante el trabajo. En el caso de los diseñadores, esto es particularmente importante, pues muchos buenos diseñadores se promocionan a sí mismos en las entrevistas como “la solución definitiva a todos los problemas de diseño que tenga o pueda tener”, sin embargo, el departamento que tengo la oportunidad de liderar tiene un nivel de relaciones interpersonales muy positivo, lo cual es uno de los factores que más ayuda a enfrentar el stress regular del trabajo, y una persona que de alguna manera rompa ese esquema traerá en el largo plazo más problemas que los posibles beneficios que pueda traer una extraordinaria competencia profesional.
    Con el tiempo también he ido cambiando esa idea, porque considero una persona a la que le gustan los retos, y si tengo algún éxito profesional no es necesariamente porque soy un excelente diseñador (cosa que nunca pensé de mí) sino porque nunca rechacé el trabajo duro y la oportunidad de aprender cosas nuevas. Aunque no he alcanzado el nivel de realización profesional al que aspiro, creo que si lo consigo será más por mis actitudes que por mis aptitudes, y eso es lo que busco en quienes trabajan conmigo: gente que quiera integrarse con los demás, llevarse bien con sus compañeros y trabajar duro en vez de creativos impecables o técnicos brillantes que no aportarán al todo más que sus habilidades.
    ¿Cuál de los elementos es más importante entonces? Creo que un grupo con todos los recursos y las habilidades profesionales pero con un nivel de compromiso bajo y una actitud regular hacia el trabajo tendrá un nivel de éxito bajo. Por otro lado, un grupo comprometido y entusiasta, con muchos recursos pero poco conocimiento técnico (y sin una adecuada capacitación) podrá a lo sumo tener un nivel de éxito medio. En cambio, un equipo con una actitud general positiva y un buen nivel de aptitud, tendrá éxito aún si no tiene los mejores recursos. A todos nos ha tocado trabajar con muchas limitaciones de equipo, con poco personal y con deadlines que van de lo difícil a lo ridículo y aún así se puede sacar un trabajo de calidad. La actitud positiva, las ganas de aprender, el entusiasmo y el compromiso son entonces la clave para el éxito en mi opinión. Como mencioné anteriormente, las aptitudes se pueden desarrollar, y los recursos usualmente están fuera de nuestras manos y siempre serán de alguna manera limitados, pero un equipo dispuesto a tomar las limitaciones como oportunidades y dar un poco más del mínimo sin pensar que su habilidad es un favor que le hacen a la organización son insumos valiosísimos que todos como gerentes debemos aprender a valorar.

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  5. Lilliam

    Una buena disposición hacia el trabajo unido a las habilidades adecuadas para el puesto, más contar con los recursos idóneos, sin duda le ofrecen a los empleados las condiciones perfectas para que se puedan desempeñar plenamente.

    Esto repercutirá favorablemente en el departamento donde labora esa persona y si la mayoría de personal en esa área se encuentra en las mismas condiciones, obviamente los resultados se notarán de inmediato y para la empresa será más fácil alcanzar el éxito.

    Sin embargo, creo que es difícil encontrar organizaciones donde los empleados puedan reunir esas condiciones, primero porque no todas las empresas realizan procesos de selección adecuados. Segundo tampoco son muchas las instituciones que favorecen la capacitación y crecimiento profesional de sus colaboradores y tercero porque lamentablemente siempre encontramos algún tipo de limitación en la empresa: el espacio no es adecuado, el equipo no es moderno, los salarios no son competitivos, etc.

    Considero que cuando la aptitud y la actitud son elevadas y el recurso disponible no es el óptimo los empleados todavía son capaces de ofrecer un buen esfuerzo para realizar adecuadamente su trabajo. Creo que a más de uno nos ha correspondido vivir esta situación y es en muchos de estos casos cuando hemos logrado realizar mejor el trabajo. Es en estas circunstacias cuando somos más capaces de demostrar nuestras habilidades e ingenio. Y en el caso específico de estar laborando en empresas pequeñas, donde vemos que se hace un gran esfuerzo para salir adelante, la carencia de recursos pasa a un segundo plano.

    En el caso de que la aptitud y los recursos disponibles sean altos y la actitud baja la posibilidad de alcanzar el éxito disminuyen significativamente. Esto por los componentes que encierra este elemento y que pienso son más dificiles de modificar en las personas. A un empleado lo podemos capacitar para que desarrolle sus habilidades y dotarlo del mejor equipo, sin embargo, es más difícil despertar en él la confianza, por ejemplo hacia sus superiores o que se identifique con los valores de la empresa. Incluso hasta si es una persona apática, poco entusiasta puede terminar afectando a todo el equipo de trabajo.

    Mientras que si la actitud y los recursos disponbiles son altos y la aptitud es baja, la organización y el mismo empleado pueden buscar los recursos para desarrollar esta parte y obtener una combinación más eficiente. Creo que si a uno le agrada determinada labor aunque no se posean las habilidades sí se puede aprender... la capacitación y el entrenamiento son indispensables y a un final con la práctica y una buena disposición uno aprende a hacer las cosas.

    Para mi el elemento más importante es la actitud, el deseo y la disposición para hacer bien el trabajo. Sin este es muy difícil que se pueda realizar bien una función, mientras que en el caso de la aptitud se aprende o se desarrolla con el tiempo, y los recursos son una herramienta más pero no indispensable.

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  6. Mario

    La ecuación nos dice que para alcanzar el éxito es necesario que se confabulen tres elementos: aptitud, actitud y disponibilidad de recursos. Por supuesto que concuerdo con esa interpretación, la cual podemos aplicar en vida privada y laboral, pero considero que para darle sostenibilidad a esa acción es fundamental establecer que, en la organización, el recurso humano sea lo primero.

    Crear un ambiente laboral en el cual los empleados confíen en sus líderes, exista una adecuada comunicación, se establezcan claros mecanismos de solución de problemas, adecuados programas de reforzamiento y promoción de un entorno de respeto, responsabilidad y convivencia, resulta indispensable para lograr el éxito en una empresa.

    Por ello, invertir en acciones de capacitación para reforzar y potenciar sus conocimientos, así como otorgamientos de becas y estímulos a la superación, acompañadas de buenos salarios, resulta una decisión estratégica.

    Pero para acompañar esta acción es importante asegurarse que, una vez se haya estimulado al empleado de alguna forma, este se continúe desempeñando de manera productiva. Por ende, se contribuirá a la construcción de una plataforma tendiente a promover un eficiente desempeño laboral enfocado en la satisfacción, del modo más amplio posible, del funcionario. Según lo dice una frase expresada en el libro asignado para este curso (Comportamiento Organizacional. Stephen Robbins, 2004:80): “… los trabajadores productivos tienen más probabilidades de estar contentos”.

    De esa forma, esta aseveración de que la productividad lleva a la satisfacción es otro de los aspectos que se deben tomar en cuenta para que la ecuación sea más sostenible.

    Una vez ese objetivo se haya logrado, el efecto planteado en la ecuación se potencia y fortalece. La productividad y satisfacción de los empleados en el trabajo deben ser el eje del desarrollo de la organización.

    Pero aunque la empresa haya alcanzado un buen ambiente organizacional y los empleados sean productivos, esto no quiere decir que los problemas han desaparecido. La combinación que nos ofrece la ecuación de factores como aptitud, actitud y recursos disponibles, evidentemente son una composición importante que nos puede guiar al éxito, pero no debemos olvidar que se está trabando con seres humanos, quienes no están exentos de conflictos personales y laborales.

    El trabajo de una persona es más que las responsabilidades propias del cargo que ocupa, también implica trato con los compañeros y jefes, obedecimiento de reglas y costumbres de la organización y convivir en condiciones laborales que en muchas ocasiones no son ideales. Es por eso que la promoción de un equilibrio entre los conflictos privados y los del trabajo hará que los empleados tengan una mayor satisfacción laboral. Que las empresas delimiten un adecuado espacio para que los funcionarios puedan cumplir con los compromisos del hogar resulta fundamental para atraer y retener empleados más capaces y motivados.
    Igualmente, la implementación de mecanismos adecuados para un debido control del estrés elevado, mediante un manejo adecuado de los factores que lo generan, contribuye al aumento del desempeño de los empleados. Mejorar la selección del personal y la colocación en puestos, capacitación, fijar metas realistas, rediseñar los puestos de trabajo, aumentar la participación de los empleados, mejorar las vías de comunicación y establecer programas de bienestar, son algunas de las acciones que la organización puede desarrollar para que los altos niveles de estrés no interfieran en avance de la empresa.

    Pese a que en la teoría suena muy fácil, en la práctica la situación es muy distinta, sin embargo la búsqueda permanente de los factores (actitud, aptitud y recursos disponibles) que detalla la ecuación, y las acciones que dentro de la empresa se puedan tomar para fortalecerlos, son el punto fundamental para la buena dirección de una organización. En fin, son muchas las aristas que se deben tomar en cuenta para alcanzar el nivel de éxito deseado, las cuales van fundamentalmente deben ir dirigidas a fortalecer y darle sostenibilidad a los factores anteriormente citados.

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  7. Revisando los comentarios de los compañeros no hay duda que contar con los recursos necesarios en el trabajo no siempre es la clave para éxito, más bien concordamos en que son más importantes las actitudes y las aptitudes, porque se relacionan con la satisfacción personal y laboral, mientras que la parte de recursos si bien es necesaria para consolidar un proyecto, se pueden alcanzar las metas trabajando con “las uñas” como dice Marcela.
    Porque, ¿de qué vale tener todos los recursos disponibles, si el equipo de trabajo no tiene las habilidades y las personalidades compatibles que den un buen resultado de equipo? Y parece que esto es lo que sucede en la empresa para la que trabaja Luis Carlos, en la cual prefieren contratar a profesionales de gran conocimiento y que cumplan con los requisitos necesarios para el puesto, sin valorar sus capacidades, sus competencias, sus habilidades y otros elementos que al final se reflejan en el producto final.
    Siempre que trabajemos para una empresa, los recursos estarán fuera de nuestro alcance y dependiendo de terceros, mientras que las actitudes y las aptitudes se pueden detectar desde la primera entrevista y tras un buen proceso de selección, aunque hasta cierto tiempo después se comprobará si era la persona adecuada para el puesto.
    Además, como ya lo hemos analizado en foros anteriores, las personas anteponen la satisfacción laboral a la solidez de una empresa que incluso ofrezca los recursos económicos requeridos para determinado proyecto.

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  8. En mi opinión personal, la importancia de cada uno de los factores tendrá valoraciones diferentes dependiendo de las labores o el puesto para el cual se trata de escoger un funcionario.
    Coincido con la mayoría, en que los recursos, son probablemente el factor que tenga menos peso, o el más fácil de reemplazar, pues personal con una buen actitud, o con las aptitudes necesarias puede ser capaz de innovar o suplantar las necesidades de recursos, y aún con ellas lograr el éxito en el cumplimiento de las metas o de los objetivos de una empresa.
    Sin embargo, en cuanto a aptitud y actitud, creo que no es tan fácil determinar cual es más importante. Si vamos a contratar un cirujano, por ejemplo, de cuyas competencias y habilidades dependerá la vida de otras personas, yo probablemente me inclinaría más hacia el lado de las aptitudes, y estaría más dispuesta a sacrificar un poco en lo concerniente a la actitud. Esto no quiere decir que el cirujano no requiera las habilidades que componen la actitud dentro de la ecuación. Obviamente un cirujano sin confianza, por ejemplo, no es muy útil para un centro médico y mucho menos para un paciente. Sin embargo me refiero a que aunque sea en porcentajes muy pequeños de diferencia, hay situaciones para las que se requiere mayor aptitud y otras para las que se requiere mayor actitud.
    Si por el contrario voy a contratar un oficial de servicio al cliente, es muy probable que me incline más hacia la actitud del individuo, como un indicador de su capacidad de desarrollar el trabajo en beneficio de la compañía.
    Mi punto es que existen labores o puestos en los que necesariamente necesitaremos centrarnos en las competencias de cada persona para desarrollar sus funciones correctamente, tal vez por riesgo que este implica o por las consecuencias que una equivocación puede tener.
    Si tomamos en cuenta el teletrabajo, por ejemplo, la persona que contratemos prácticamente no va a estar en contacto con el resto del personal de la compañía, debido a esto su influencia en el ambiente y en la cultura organizacional se verán disminuidas, en este caso y ante las dificultades de control que el sistema de trabajo supone, ¿vamos a darle más valor a la actitud o a la aptitud?
    En mi experiencia, he tenido la oportunidad de percibir y trabajar con personas que se ubican en distintos niveles de la ecuación, por ejemplo: Una persona con altos niveles de aptitud, con las competencias y las habilidades necesarias, pero con una actitud no tan positiva, con poco entusiasmo y poco esfuerzo. El resultado es un trabajo muy bien hecho, pero que la mayoría de las veces no está a tiempo, que hay que estarlo pidiendo constantemente. Además de los comentarios negativos que con frecuencia esta persona emite.
    En el otro extremo, también he debido trabajar con una persona que tiene excelente actitud, que le gusta lo que hace, y que tiene entusiasmo, pero que sin embargo no cuenta ni con las habilidades, ni con las competencias, ni con el saber hacer. El resultado en este caso, es un trabajo que no sirve, que el resto de los funcionarios deben estar corrigiendo constantemente, que aunque esté listo a tiempo, la mayoría de las veces no funciona para lo que se requiere, y por lo tanto igual genera retraso, y afecta la actitud de los otros funcionarios que comparten o dependen de lo que hace esta persona.
    Esta persona requiere además constante capacitación y aclaración de lo que debe hacer, memos, instrucciones, reuniones, correcciones, aclaraciones y el proceso se repite tal cual, la próxima vez.
    Uno pensaría que la falta de aptitud se puede corregir con capacitación, sin embargo, hay ocasiones en que simplemente no se tienen las habilidades o las competencias que se requieren, no todas las personas somos capaces de desempeñarnos en todos los puestos.
    Así, si tuviera que determinarlo a partir de mi experiencia, diría que yo prefiero trabajar con una persona con problemas de actitud, que con alguien con problemas de aptitud. Obviamente esto está relacionado con mi personalidad, con mis valores y con mis actitudes en lo que respecta al trabajo.
    Mi experiencia ha sido que es menos obstaculizante, en lo que respecta al cumplimiento de los objetivos y metas organizacionales, trabajar con alguien que requiere correcciones en actitud, que con alguien que las requiere en aptitud. Pero esto también dependerá de las personalidades y las actitudes del resto de las personas que trabajan junto a cada uno de los funcionarios.

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  9. Es interesante esto que comenta Leda de que la importancia de aptitud y actitud es relativa dependiendo del puesto del que se trate o de la personalidad de cada individuo.
    Yo considero que soy el caso contrario: hallo más fácil trabajar con personas que tienen problemas de aptitud que de actitud, porque creo que la disposición para aprender es más fácil de lograr con una buena actitud, mientras que en el caso de una persona problemática a nivel social la situación es más desgastante. Me ha tocado trabajar con personas que toman la crítica como algo constructivo y que la incorporan a su quehacer, mejorando sustancialmente su desempeño. Mientras que he trabajado tambien con individuos muy capaces, pero que no toleran la crítica, se quejan mucho o se niegan a ser flexibles. Evidentemente, el primer escenario es el que ha dado mejores resultados, al menos en mi caso.

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  10. Las personas cumplen una serie de roles sociales, uno de ellos lo desarrollan en su lugar de trabajo, cuando se ingresa al mercado laboral se lleva consigo un cúmulo de conocimientos que servirán de base para desarrollar las tareas que le sean asignadas.

    Con el tiempo el trabajador adquiere una serie de competencias, es decir las tareas diarias, el roce con profesionales de su ramo y de otras disciplinas van impregnando al trabajador de valores agregados.

    Aunado a esa valiosa experiencia que se adquiere es preciso crecer profesionalmente, actualizarse y mantenerse de manera permanente en contacto con los conocimientos que brinda la enseñanza.

    Definitivamente se requiere de un equilibrio en la ecuación propuesta por Emerson y Loehrpar poder desarrollar y mejorar nuestras competencias progresivamente.

    Visto del siguiente modo: que importante es una sana correlación entre aptitud y las tareas que nos asignan, el saber hacer determinará en gran medida nuestro éxito o fracaso, ser competente para desarrollar una labor que nos encomienden también incidirá en el grado de satisfacción con que nos desempeños pues el vernos ayunos de habilidades nos frustrará irrestrictamente.

    Ahora bien, qué pasaría si contamos con las habilidades necesarias para realizar nuestro trabajo y no hacemos un esfuerzo por llevarlo a cabo, es más difícil luchar contra la falta de esfuerzo, entusiasmo, enfoque de confianza que con la incompetencia, pues esta con una actitud positiva puede solventarse. La desidia es una enfermedad terminal que puede traer al traste hasta al más experimentado y preparado trabajador.

    El otro elemento determinante en esta triada son los recursos disponibles a menores recursos, menor será el desempeño, y a mayores recursos mayores las posibilidades de de lograr un alto desempeño, nótese que se establece que la existencia de recursos no es garante de la consecución de las metas.

    Aunque no dejo de lado la importancia de las competencias, considero que lo más importante para lograr algo es la actitud, el deseo de hacer las cosas y hacerlas bien es un motor que nos puede impulsar a lograr cosas inimaginables.

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  11. En mi caso personal, reitero, pienso que es más fácil lidiar con una mala actitud, que con falta de aptitud.
    Considero que por más buena actitud que tenga una persona, cuando se tiene que hacer además del trabajo propio, el de otras personas, o cuando no se pueden cumplir las metas porque se lo impide el trabajo mal realizado de una persona que no es competente para la labor que se le ha asignado, la actitud y la satisfacción necesariamente se ven disminuidas.
    Ciertamente como dice Marcela, la buena actitud es necesaria para aprender, pero en mi opinión personal hay casos, en los que simplemente no se aprende, o no se es capaz. Mi posición personal, es que no todos somos capaces de hacer todos los trabajos, y por lo tanto, por más que se intente aprender, simplemente no se es apto para ciertas labores.
    Estoy segura que trabajar con personas que no son aptas para desarrollar una labor, le cambia la buena actitud a cualquiera, a unos antes, a otros después, pero terminará cambiando, pues interfiere con el logro de las metas, o termina recargándose el trabajo que esta persona no puede hacer, en los demás miembros del grupo.
    El ambiente laboral por lo general está conformado por grupos, o equipos si es el ideal. Este tipo de organización suele tener un papel importante en las actitudes de sus integrantes. Generalmente , quienes tienen una mala actitud son excluidos de alguna forma, y como resultado, algunas veces a través de la conversación, otras a través de la inferencia, la fuente de la actitud negativa se entera de la necesidad de cambio.
    Debido al papel que en el ambiente laboral y los grupos formales e informales, juega la naturaleza social de las personas, creo que incluso como jefes, sería más fácil lidiar con una actitud negativa que con una falta de aptitud.

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  12. Hola a todos/as

    Cuando observo la ecuación gráfica propuesta parece que el proceso es menos complejo y más estructurado de lo que es en realidad, y por supuesto, para eso se elaboran mapas conceptuales, gráficos y cuadros que sinteticen la variedad de datos o información que se traslada.

    En la práctica y según mi opinión, los 3 componentes siempre están en continuo movimiento, mezclándose en lo horizontal y fluctuando en lo vertical y por eso tenemos siempre diferentes niveles de éxito en actividades diferentes, donde tal vez dependemos de nuestras aptitudes y en esas ocasiones no fueron las idóneas; o en acciones similares, donde no tuvimos la disposición por múltiples factores.

    Estoy dejando los recursos necesarios en otro canasto por una razón sencilla: es más fácil prever los obstáculos generados por falta de recursos, es más sencillo solventarlos o atenuarlos, que cuando fallan los otros dos pilares. Si tengo actitud busco soluciones.
    Jugando con las fluctuaciones y con un ejemplo específico, si tenemos un nivel bajo de aptitud en labores con el “software” Excel y nos encomiendan una tarea en este soporte con un plazo corto, aunque tenga el entusiasmo y los recursos (programa, computadora, etc.), el nivel de éxito será bajísimo. En esta línea, si tengo las competencias y el ánimo pero no tengo recursos, puede ser que logre buscar alguno para solventar el problema, pero el nivel de éxito será mediano.

    Ahora bien, si tengo recursos y aptitudes pero me desagrada lo que hago, puede ser que para los efectos que se ocupen tenga un nivel alto de éxito, pero de forma integral, midiendo satisfacción y crecimiento interior, el éxito será mediocre también.

    Para que el producto deseable de esta ecuación se dé, todos los componentes deben ser altos. Matemáticamente no es posible que una unidad dividida en tres partes, se una de nuevo quitando un poquito de cada una o de alguna, y que vuelva a formarse la unidad.

    Para mí, no hay un componente mayor a otro, aunque la ecuación gráfica coloca cuatro aspectos -en lugar de tres- al pilar de actitud, lo cual lo realza.

    Las condiciones donde se evalúe el proceso es de gran incidencia pues si tenemos tiempo y recursos para capacitar a un empleado, lo más importante será la actitud y una base de competencias: lo demás se puede desarrollar. En caso contrario, si la organización no posee recursos para capacitar y no puede posponer resultados, es importantísimo que el trabajador tenga sus competencias al máximo y esperar que su actitud mejore cuando esté inmerso en la cultura organizacional.

    En mi caso personal y en este momento, me faltan recursos para desarrollar programas y actividades que son inherentes a mi profesión (soy Relacionista Pública), y me solicitan en cambio, actividades más de prensa o de diseño gráfico que de RR.PP., para los cuales tengo aptitud en función de anteriores trabajos. Esta situación incide negativamente en mi entusiasmo, pero no baja el enfoque, ni el esfuerzo o la confianza, aunque sí el nivel de éxito, pues no puedo decir que sea un 100%, especialmente en función de lo que obtengo yo como ser humano, ya que las autoridades donde laboro sí están satisfechas (lo que agradezco mucho).

    Un saludo…

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  13. Marcela Matamoros13 de abril de 2009, 9:40

    El éxito puede alcanzarse tanto si están altos los tres componentes de la ecuación, como si hubiera alguno de ellos que no lo estuviera...pero como apunta Margoth, la naturaleza de ese éxito varía. Lo ideal sería que los niveles de éxito no fueran mediocres, que se diera esa unidad integral deseable, pero es un escenario a veces difícil de alcanzar.
    Me hace gracia el ejemplo del Excel, porque yo misma lo estoy viendo ahora: tengo el entusiasmo y el recurso, pero no la aptitud :) Pero es cierto, eso nos obliga a buscar soluciones y a ejercitar nuestra creatividad, hay que verlo por el lado amable.

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  14. Hola

    Para mí es muy difícil, como expresa Leda, la gente que en la oficina no tiene la aptitud necesaria para destacar en su trabajo e incluso han llegado a él por amiguismo o rotación, hecho que sucede mucho en la función pública. Pero lo peor de estas personas no es su falta de conocimiento, sino sus nulas ganas de aprender y salir de su estado, que cargan continuamente en la espalda de sus compañeros/as.

    También he de decir, en otra línea, que detesto sobremanera las personas que teniendo competencias, simplemente son mediocres en lo que hacen e incluso se sienten satisfechas en su trabajo ofreciendo un 50% de sí mismas.

    Un ejemplo lindo es cuando en los periódicos o en la televisión, nos muestran reportajes de aquellas personas que con dispacidad o en pobreza extrema, logran triunfos del 100%. Recuerdan al australiano que nos visitó hace poco? Que no tenía brazos, ni piernas? bueno, él cultivó su actitud primero y luego sus capacidades, y trató de solventar su falta de recursos físicos. O tal vez recordarán ustedes los múltiples reportajes de indígenas, o niños/as de zonas muy rurales, que recorren 4 horas o más a pie, en trillos de barro, para llegar a sus escuelas o colegios?: pues sí, les sobra actitud.

    No quiero criticar sin poner mis barbas en remojo, y reconocer que en entornos o temas específicos, yo también he caído en errores de actitud (como todo ser humano creo), aunque trato de que otros no sufran consecuencias en ello. Ahora bien , si nos movemos en un sistema, sabemos que lo que hagamos o dejemos de hacer afecta el resto del sistema, idea que nos remite a la ecuación pero a un nivel más macro: cuánto de lo que bajemos nosotros en nuestros componentes de la ecuación afectará a los que nos rodean?

    Un saludo.

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  15. Es claro cómo los tres componentes se interrelacionan para formar una sinergia de éxito, no solo laboral y profesional, sino personal. Entre más alto sea el nivel de cada uno de estos, más factible será llegar al éxito con mejores resultados.

    Sin embargo, si uno de estos es bajo o deficiente, los demás se verán afectados directamente, por lo tanto el éxito también. Si por ejemplo, una persona posee una aptitud muy alta, o sea, es hábil y competente en lo que hace, además tiene el tiempo suficiente y el equipo adecuado para realizar su trabajo, pero no proyecta una buena actitud para realizarlo, no llegará al éxito ideal. Quizá realice un proyecto técnicamente bien hecho, pero no así personalmente.

    Pero claro, esto no sucede a nivel de cada persona nada más, sino a nivel organizacional. Los grupos y equipos demuestran también que tienen altibajos en cada componente de la ecuación, lo que afecta así los objetivos y metas de la organización. Un buen gerente, líder de su equipo, hace lo posible para mantener altos estos tres elementos y así salir exitosamente a nivel de mercado.

    Ahora bien, la realidad nos demuestra que estos componentes nunca están en su máximo nivel, sino que ondulan a lo largo del tiempo. Además, no solo varían por cuestiones personales, también afecta el contexto, ya sea la organización propia, la cultura o el ambiente externo.

    Si tuviese que poner en primer lugar a uno de estos componentes, la actitud es la que me resulta más importante. Algunas veces no sabemos cómo realizar una labor específica, nos sentimos pequeños ante la competencia, no contamos con el tiempo suficiente o estamos carentes de recursos financieros, entre otras barreras; pero si tenemos desde el principio una buena actitud, confianza y enfoque en lo que se nos presenta, somos capaces de lograrlo. No se trata de ser los mejores siempre, el éxito no es estar de primero en toda ocasión, sino saber llegar. Por supuesto que en un mundo competitivo como el actual, es vital mantenerse al frente, pero para ello hay que ser arriesgado, o sea, competitivo, atrevido y audaz. La actitud es el mejor medio para llegar al final, a pesar de los tropiezos que podamos tener.

    Como bien sabemos, es necesaria la aptitud y contar con recursos necesarios, pero sin ser utópico, la actitud puede se la vía para obtener estos dos, ya sea por medio del aprendizaje, la ayuda externa y una constante meta de superación.

    En cuanto a experiencia personal, me he encontrado con personas y organizaciones que flamean entre la ecuación, suben o bajan según el puesto que ocupen, ante quién tengan que dar razón de su labor o con cuántos recursos cuenten para elaborar un proyecto. He aprendido que el éxito a veces es mejor medirlo a nivel personal, según donde me encuentre, pues es mayor la satisfacción que obtengo conmigo mismo por la experiencia vivida, que por el resultado en sí. En el mercado del diseño gráfico en Costa Rica, por ejemplo, el éxito se mide según el tiempo en presentar un trabajo y en cuánto se cobra por él, lamentablemente. Por eso digo que el éxito lo mido a nivel personal: no por los resultados del trabajo solamente, sino por lo aprendido en el proceso, lo que me da fuerza para aumentar mis habilidades y me entusiasma a continuar trabando, sabiendo que lo que hago, lo hago bien.

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  16. Concuerdo con Margoth en el hecho de que la actitud puede llegar a ser un obstáculo personal importante a la hora de lograr el éxito. Es posible que en el ámbito personal, la actitud puede llegar a afectar tal vez no la posibilidad de tener o no éxito, pues en este caso la aptitud (si se tiene) permitirá alcanzarlo, si no más bien el grado de perfección, o la calidad de los trabajos que llevan a lograr este éxito.
    No hay duda que la actitud contribuye en gran manera a mejorar el desempeño, y en muchas ocasiones una buena actitud permite obtener las aptitudes necesarias a través de la capacitación.
    Lo cierto, es que como dice Margoth, el alcanzar el éxito no siempre significa que el trabajo realizado represente un 100% del esfuerzo, o de las capacidades del ejecutante, lo cual suele suceder porque existe un problema de actitud.

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  17. Margoth tiene razón en cuanto a la aptitud, principalmente cuando los puestos se dan por “amiguismo”. Desgraciadamente, nuestro Sistema admite este tipo de relaciones muy fácilmente: el conocer a “alguien importante” da ventaja de puestos a unos cuantos, si no, también se logra mediante la palabrería, o como decimos acá “la hablada”, aparentar lo que no se es con el único fin de ascender.

    Situaciones como estas no solo rompen la ecuación de Emerson y Loehr, sino que crean un desequilibrio en la organización que no permite el desarrollo de esta. Así surgen muchos problemas personales que se ligan al trabajo, lo cual afecta los procesos y por ende los objetivos. La aptitud reluce entonces en ineptitud, lo cual puede desencadenar una cadena desfavorable y terrible.

    ¿Qué hacer para evitar esto? Creo que no se puede hacer mucho, al menos en instituciones como las públicas, pues es un problema sistemático; pero sí podemos ejercer nuestra labor de la mejor manera posible e incentivar en la organización (ya sea desde arriba como gerentes o desde abajo como colaboradores) un espíritu de positivismo, ser emprendedores y demostrar nuestro buen hacer, o sea, trabajar con actitud. Complementar un componente con otro, en la ecuación, permite el crecimiento real. Aquellos quienes asciendan mediante esos “amiguismos” no comprenderán el valor de la ecuación, y ellos solos se encaminarán al fracaso, tanto profesional como personal.

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  18. Estoy de acuerdo con Margoth en que los componentes fluctúan y de ahí los diversos niveles de éxito que se obtienen en las diferentes actividades. En nuestra vida constantemente nos enfrentamos a las más variadas situaciones en las cuales se nos presentan mezclas de estos componentes, debiendo adaptarnos y sacar el mayor provecho.

    Es así que a muchos nos hemos topado con una actividad en el trabajo para la cual contamos con todos los recursos, las aptitudes y las actitudes para realizarla con éxito, pero una vez concluida dicha actividad debemos realizar otra para la cual no tenemos las aptitudes adecuadas o incluso los recursos necesarios para concretarla exitosamente.

    Esto nos hace ver la importancia de estar siempre preparados, de tener una mente abierta y de estar dispuestos a enfrentar los retos que se nos presentan, para así lograr el mayor éxito en todas las actividades de nuestra vida personal y laboral.


    Glenda Guillén Mora

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  19. Concuerdo con Mario en el hecho de que el ambiente laboral facilita o entorpece la ecuación. Un ambiente favorable colabora con la mejora de las actitudes de los colaboradores, lo que en suma da un impulso al éxito.

    Un buen ambiente en el que se incentiva a las personas, se les capacita y se les respeta ayuda no sólo a mejorar las aptitudes y adecuarlas al puesto, sino que colabora con las actitudes de las personas hacia su lugar de trabajo y las tareas a realizar.

    Si por el contrario la empresa no incentiva a sus empleados, y no crea un buen ambiente para las aptitudes de las personas no mejorarán y las actitudes no serán las más favorables, por lo que el éxito no estará potenciado al máximo.


    Glenda Guillén Mora

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  20. Elena Fonseca Pacheco
    La formulación de soluciones a partir de un planteamiento único parece ser muy complicado cuando se trata de aplicarlo a personas, sin embargo, esta propuesta para elevar el nivel de éxito a nivel organizacional resulta además de acertada, muy sencilla de llevar a la práctica.
    El truco está en poder identificar qué cualidades poseen las personas para ubicarlas en el sitio apropiado a fin de que contando con los recursos adecuados, asuntos como aptitud y actitud se eleven.
    La gracia de todo también radica en contar con coordinadores, jefes o superiores –como quieran llamarlos- comprometidos tanto con los objetivos de la organización como con el bienestar de sus compañeros.
    Esa disposición es la que a mi juicio más cuesta encontrar tanto en ellos como jefes, como en nosotros como empleados, quienes muchas veces por una cuestión de no complicarse o de pereza, no operamos ni nos involucramos en los cambios que la organización requiere en ese plano y preferimos tratar de encontrar las causas en otros.
    Como vemos en la ecuación, la elevación del nivel de éxito requiere inversiones, no sólo de recursos económicos, sino también de tiempo y ese punto es el que resulta más complicado. No es fácil tratar de convencer a un patrón de que debe incentivar la capacitación con asuntos tan sencillos como ofrecer un espacio a los empleados para estudiar; por lo general, se piensa que ello reduce la productividad o bien, que los beneficios se verán hasta en un mediano o largo plazo. Conozco incluso de casos donde los patronos no motivan la capacitación por miedo a que los recursos que destina, los disfrute otro patrón.
    En este punto es donde creo que radica el principal reto de la fórmula propuesta en forma de ecuación: en la comprobación de los resultados. Debemos crear una cultura donde este tipo de experiencias sean más visibles, tratar de que más y más personas conozcan y manejen datos relacionados con la aplicación de la fórmula para que de alguna manera, se vuelva parte de la cultura general.

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  21. Maricela Murillo Alpízar

    Hola a todos,
    Cuando realizamos algún trabajo inmediatamente nos damos cuenta si tenemos o no aptitudes y actitudes para hacerlo.
    A lo largo de nuestra vida, descubrimos cuales son nuestros dones ó principales habilidades y con base en ello hacemos algunas escogencias, por ejemplo, una carrera profesional, un oficio, el matrimonio, la soltería, la maternidad, paternidad, en fin, decisiones que marcan nuestra vida para siempre.
    Durante el curso de Comportamiento Organizacional hemos analizado los diferentes factores que determinan el desempeño laboral. Las Aptitudes son una de ellas puesto que son la base para la escogencia del recurso humano si éstas se encuentran en un nivel bajo será muy difícil presentar un buen desempeño ó por el contrario, se encuentran muy altas para el trabajo que estoy ejecutando van a afectar de igual forma la productividad.
    En una ocasión, recién graduada tuve que aceptar un trabajo que no era de mi profesión en un banco para la entrega del Ahorro Obligatorio, no puedo negar que me fue muy bien pues no me costaba desenvolverme con la gente, sin embargo, mi nivel de satisfacción estaba por el suelo. La necesidad me obligaba a seguir en él pero no quería.
    En este caso mi nivel de aptitud podía estar casi al tope, exceptuando por el entusiasmo, pero las actitudes se encontraban muy bajas. En realidad no sé porque mis resultados eran buenos, tal vez, por lo que ya hemos discutido, estaba casada y necesitaba el trabajo pero salí en cuento me apareció un trabajo de mi profesión.
    En el caso de la otra variable de la ecuación, los recursos disponibles, me parece que son muy importantes para el nivel de éxito. Puede ser que la actitud y la aptitud estén medianamente altas pero si las condiciones laborales no son las adecuadas las metas no se cumplirán y las actitudes y aptitudes podrán bajar. Todas están conectadas y son dependientes, aunque conozco personas que a pesar de las decadencias labores disfrutan mucho su trabajo y puedo casi asegurar que sus actitudes y aptitudes se encuentran en un alto nivel.
    Actualmente considero que las actitudes hacia mi trabajo se encuentran altas, las aptitudes un poco menos pues dentro de mis expectativas laborales está completar esta maestría, y los recursos con los que cuento son los óptimos aunque no los que desearía por lo que puedo concluir que mi nivel de éxito se encuentra en un nivel mediano.

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  22. Concuerdo con Elena cuando dice que la solución sería muy sencilla pero que no se aplica por diversos motivos.
    Lograr que un trabajador tenga un buen nivel de éxito podría ser muy fácil, pero en realidad es un reto para los gerentes pues no son los dueños y no pueden quedarle bien a todas las personas, pero si se hace un esfuerzo, los niveles de productividad pueden ser altos en la medida que se introduzcan herramientas de las cuales ya hemos analizado, la motivación, la comunicación, la implementación de equipos, flexibilidad laboral y otras que pueden ser un complemento para lograr un nivel de éxito adecuado.

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  23. Me parece muy interesante lo que plantea Leda en una de sus intervenciones y concuerdo en ella que dependiendo del puesto o la labor, los gerentes necesitan concentrarse en las aptitudes o en las actitudes, pues por ejemplo en el campo de la construcción o el diseño son más importantes las destrezas que las actitudes; mientras que en un trabajo de atención al cliente ambas son necesarias para brindar un servicio integral.
    De ahí que la tarea principal para los gerentes es identificar las personas que encajan con el puesto de acuerdo a las capacidades, las habilidades y las competencias requeridas. Ese podría ser el truco, como dice Elena, que ayudará a las organizaciones a cumplir con sus objetivos y sus metas para llegar al nivel de éxito anhelado.
    Sin embargo no dudo que, ante los diferentes panoramas, la fórmula ideal de éxito se vuelva un tanto difícil de alcanzar, ya que intervienen muchos factores que no siempre están en nuestras manos darles solución.

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  24. Hola

    Creo que concordamos en general en que las cinscuntancias, el entorno, el ambiente, los compañeros y jefes, y además nuestro propio aporte, se alian para afectar los resultados de esta ecuación, o sea, hay siempre un "tira y encoge" entre nosotros y los diferentes actores a nuestro alrededor, con lo cual el resultado siempre será una participación de gran cantidad de elementos.

    También hay que considerar que somos materia y vamos cambiando, así que algo que era para mí tremendamente satisfactorio hace diez años, ya no lo es más ahora. Por eso, además del dinamismo y la flexibilidad que deben tener las estructuras organizacionales en la actualidad, uno/a también como ser humano/a y trabajador/a, debe procurar seguir en movimiento, no solo rotando de empresas o de puestos, sino hacer crecer nuestras capacidades, actitudes y recursos.

    Saludos
    Margoth

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  25. Concuerdo con Margoth en el hecho de que nuestras prioridades y expecttivas van cambiando con el tiempo. Lo mejor que cada profesional puede hacer es actualizarse constantemente en cualquier área en la que se desempeñe. El valor que tiene un profesional que además de experiencia esté actualizado en su campo es enorme, sin embargo, la aptitud debe ir de la mano con la actitud. Como muchos hemos dicho en este foro, ser una estrella profesional sin una adecuada actitud hacia el trabajo, la empresa y los compañeros puede traer más perjuicios que los beneficios potenciales de su habilidad profesional.

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  26. Al parecer todos estamos de acuerdo que el cambio se genera desde el interior de cada uno, primero con la actitud, luego con la aptitud. Pero es importante que las organizaciones y los gerentes tomen conciencia de este hecho, para que pongan a disposición de los colaboradores los medios necesarios.

    Bien es cierto que el tiempo se traduce en dinero actualmente, lo que muchos aún no logran comprender es que la capacitación profesional, por ejemplo, aunque signifique tiempo, luego pasa a ser una ventaja competitiva para la organización, o sea, más ingresos.

    Los recursos son en verdad útiles en cuanto se mantengan actualizados y faciliten los procesos, ya sea por medio de capacitaciones, talleres, modificaciones a los equipos de trabajo o creación de los mismos. ¡Qué satisfactorio es cuando la organización premia a sus empleados con herramientas que le permitan crecer profesionalmente! De lo contrario, en mi opinión, se convierten en obstáculos para el crecimiento.

    Creo que para llevar a cabo una ecuación compleja y exitosa, es necesario crear conciencia tanto a nivel personal como organizacional, pues todos los elementos se interrelacionan y llevan así a los distintos niveles de logro.

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  27. Con respecto a lo que comenta Daniel, creo que las habilidades interpersonales deben ser prioritarias en los programas de capacitación. Habilidades como el "coaching", el desarrollo de la inteligencia emocional y ejercicios de liderazgo son tan importantes (según mi opinión, incluso podrían ser más importantes) que un gran currículum en técnicas administrativas. No solo hablar de crecimiento profesional en cuanto a capacitaciones técnicas o carreras universitarias, sino también en lo referente a cambio de actitud por una más abierta y positiva, características muy positivas y especialmente importantes en quienes aspiramos a ser gerentes.

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  28. Lilliam

    Estoy de acuerdo con Glenda cuando menciona que en ocasiones nos corresponde realizar actividades para las cuales no tenemos todas las características deseadas pero debemos asumir el reto.

    Para mi en este caso es fundamental la honestidad con uno mismo y reconocer que se posee o no la aptitud o la actitud para desarrollar esa labor, y ser conscientes que si realmente estamos comprometidos con nuestro trabajo entonces debemos esforzarnos un poco más. Aquí influye mucho el nivel de exigencia y profesionalismo que cada persona se establezca. Creo que esto es bastante común en periodismo por ejemplo cuando cubrimos fuentes que no nos agradan, en mi caso sucesos o politica. Eso no significa que no me esforzaré por hacer una buena nota, quizá deba enfocarme un poco más, eso sí, pero igual por mi forma de ser y nivel de compromiso trataré de realizar muy bien mi trabajo... se convierte en un reto.

    Como seres humanos debemos reconocer que no siempre tendremos todas las condiciones para realizar bien un trabajo, pero eso no implica que debemos conformarnos con la mediocridad... saber que no se alcanzaron los objetivos simplemente porque faltó un poco de actitud y de deseo para hacer bien el trabajo debe ser frustrante.

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  29. Lilliam

    Daniel menciona la importancia de que las organizaciones ofrezcan capacitaciones para así potenciar el recurso humano. Sin embargo, debemos ser conscientes que esto no solo es responsabilidad de la empresa también es un compromiso con nosotros mismos, que evidencia parte de nuestra actitud como profesionales para seguir creciendo.

    En el caso de las empresas pequeñas quizá en ocasiones no tienen los recursos económicos suficientes para establecer un programa de capacacitaciones, pero sí valoran los esfuerzos que sus empleados hacen para ampliar sus conocimientos, por lo tanto estas personas tienen mayores posibilidades de ser tomadas en cuenta para un ascenso. A un final ambas partes salen favorecidas.

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  30. Elena Fonseca Pacheco
    Me parece que la mayoría coincidimos en que los factores que forman parte de la fórmula son escenciales tanto para el buen desempeño de las capacidades de los empleados como para elevar su nivel de éxito y satisfacción.

    El problema que le encuentro es que todos vemos ese planteamiento como si se tratara de una situación inalcanzable, una situación casi utópica porque no hemos tenido ni la dicha ni la suerte de trabajar para una empresa que tenga una verdadera cultura organizacional.

    Es aquí donde creo todos debemos hacer una reflexión, de forjarnos una especie de “plan de vida laboral” en el cuál esta fórmula esté siempre presente para que la apliquemos en el contexto de trabajo donde estemos. En el mejor de los casos, será a nosotros a quienes nos corresponda llevar a la práctica estos conocimientos. No nos pongamos siempre en una situación de empleados que son dirigidos, pensemos en que de una u otra forma nosotros podemos trasladar esta experiencia con nuestros compañeros de departamento, de sección o de cubículo.

    También podemos llevarla a nuestras casas: identifiquemos los puntos fuertes de los miembros de nuestra familia cuando nos toque asignar labores o repartir tareas para elevar los niveles de satisfacción en esta organización escencial de la sociedad. Poquito a poco podemos ir fomentando este tipo de cultura, lo que nos falta es dejar de ver la teoría y comenzar a llevarlo a la práctica, ¿qué les parece?

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  31. Maricela Murillo

    Hola, no estoy de acuerdo con Jéssika cuando dice que los recursos disponibles no son necesarios para alcanzar el éxito, pues en muchos trabajados éstos son fundamentales para su ejecución.
    Si bien es cierto las personas pueden trabajar en muchos casos “con las uñas”, el entusiasmo no va a ser el mismo que si contáramos con lo necesario. Por este motivo no podemos generalizar, pero respeto la opinión de Jéssika.
    Me parece que las tres variantes son muy subjetivas puesto que para mí algunas son muy importantes pero para otra persona no. Lo importante es que los gerentes tengan claro los objetivos y antepongan al personal para así brindar un espacio adecuado en el que los empleados puedan motivarse y lograr el nivel de éxito necesario para su superación personal, así como el adecuado para la productividad de la organización.

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  32. Al igual que en cualquier ecuación positiva, entre mas sean los elementos que se aporten mayor será el resultado. Me parece que aquí no es la excepción. Todos los componentes son necesarios para alcanzar un nivel de éxito deseado. De esta forma, de acuerdo a la cantidad y calidad de las habilidades, aptitudes y así mismo de recursos, pues así tendremos los resultados.

    Esta ecuación no contempla un mas - menos, por el contrario, todo va en positivo, por lo que no hay opción de restar o quitar, ni siquiera cuando se trata de recursos.

    Si se quiere un nivel de éxito alto es necesario contar con los recursos, no es suficiente con las habilidades y las actitudes, porque podemos tener muy buenas intenciones, que si no contamos con lo necesario para ejecutar esos proyectos imposible será poder obtener respuestas.

    Veamos también que la ecuación contempla entre los recursos a la gente, los equipos y el tiempo que van muy ligados a los otros dos aspectos de actitudes y habilidades, ya que ¿Quiénes son los que aportan esas habilidades y actitudes? Pues las mismas personas que conforman los recursos.
    Con todo esto, lo que deseo aclarar es que los tres elementos van sumamente ligados y no podemos separarlos.

    Ahora, también como recursos contemplamos lo que son los equipos técnicos, la tecnología, lo material, que en muchas ocasiones consisten en la mayor carencia dentro de las organizaciones. Sin embargo, si seguimos manteniendo la fidelidad de la fórmula, pues también son elementos necesarios que no debería por qué faltar si de verás deseamos un nivel de éxito mediano – alto.

    Este comentario lo hago con la intención de salvar el último aspecto de la ecuación, ya que algunos de los y las compañeros (as) han defendido abiertamente las actitudes y las aptitudes, lo cual es sabido por todos que son sumamente importantes y han restado valor a la necesidad de contar con recursos.

    Veo que unos piensan que “con el corazón” se puede lograr lo que sea, con lo cual no estoy de acuerdo, porque ni siquiera en el matrimonio se puede vivir “solo de amor”.

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  33. Estoy muy de acuerdo con Leda cuando afirma que la importancia a cual o tal elemento de la ecuación se debe de considerar de acuerdo al área laboral al que pertenece. Leyendo su comentario me doy cuenta que la ecuación no dará el mismo resultado para todas las organizaciones ni tampoco para todos los empleados.

    Si bien, sostengo la posición de que todos los aspectos deben de dar como resultado un positivo, si concuerdo que uno u otro aumenta o disminuye en cantidad de acuerdo a la rama laboral a la que lo apliquemos

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  34. Tiene toda la razón Lilliam cuando afirma “creo que si a uno le agrada determinada labor aunque no se posean las habilidades sí se puede aprender... la capacitación y el entrenamiento son indispensables y a un final con la práctica y una buena disposición uno aprende a hacer las cosas”

    Muchas veces creemos que no somos buenos para algo, sin embargo, quizá solo es cuestión de intentarlo para ver si resulta. Claro, a veces resultará o otras veces pues no tanto.

    Puedo comentar que siempre consideré que no era buena para vender, o más bien llegué a pensar que eso no era lo mío. Si embargo, en los últimos años he tenido mucho éxito con las ventas por catálogo, al punto que durante año 2008 quedé entre las mejores vendedoras del país para la marca L´bel Paris, lo cual me llenó de mucho orgullo y me motiva a seguir adelante. Debo confesar que al principio empecé a trabajarlo con cierto recelo. No obstante me capacité y aprendí las artes de este oficio que ahora disfruto mucho. Ahí es donde pongo mis aptitudes a trabajar al máximo.

    Ejemplo contrario me sucedió en el colegio cuando terminaba mi bachillerato y llevé como tecnología Dibujo Técnico. Aunque le puse mucha actitud y mucho esfuerzo y aunque amaba lo que hacía, al final simplemente me di cuenta que el dibujo no era para mi, ni había nacido con ese don, por lo que mejor lo deje ahí quedito.

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  35. Elena Fonseca Pacheco
    Coincido con las posiciones de Daniel y Diana, quienes tienen razón cuando señalan sobre la necesidad de que en la ecuación del éxito se cuente con recursos adecuados.
    En mi caso, les puedo comentar que hace un buen tiempo en mi trabajo los planes de mejoramiento tecnológico están paralizados y es realmente frustrante para todos trabajar con el actual equipo.

    La mayoría de nuestras funciones y labores están estrechamente relacionadas con el tiempo y la necesidad de hacer las cosas lo más rápido posible, si a eso le sumamos que casi todas se hacen por medio de internet y el equipo se nos está poniendo viejito, ya se imaginarán la tensión que eso genera.

    De hecho, en los informes de este cuatrimestre una de las conclusiones a las cuales se llegó es a que urgimos mejorar el equipo para aliviar la tensión que todo hemos comenzado a expresar y que de hecho, ya generó roces entre los superiores.

    En resumen, cada uno de los componentes de la ecuación son como las patas de una mesa, si falta una, se pierde el equilibrio de la organización y el nivel de éxito se cae.

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  36. Muchos compañeros hemos coincidido en la suprema importancia de la actitud y es que es evidente cuanto pude determinar este elemento de la ecuación al nivel de éxito.

    La actitud es un estado sicológico que no puede ser variado a menos que haya un deseo personal de hacerlo, por el contrario las aptitudes se aprenden y el faltante de recursos se puede solventar.

    Pero cómo logra un jefe cambiar la actitud de un subalterno, solucionar un problema de esa índole no es tan fácil como pagarle un curso de capacitación para que adquiera nuevas destrezas o comprarle un equipo nuevo, pues los elementos que componen la actitud se encuentran dentro de sí y desde ahí donde se pueden modificar.

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  37. Me llama la atención la interrogante que plantea Luis Carlos “¿Se deben contratar “estrellas” profesionales o personas con una actitud muy positiva ante el trabajo y un alto nivel de compromiso?”

    Aunque es cierto que considero que lo más importante es la actitud, no puede llevarse al extremo una situación de contratación sobre cuál escoger: el que sabe o el que quiere hacerlo, creo que la actitud es lo más importante pero a partir de una base de conocimientos, es decir aquel funcionario que no domina todas las técnicas o procesos será más propenso al éxito pues tratará de aprender o resolver los retos mediante salidas alternativas, que aquel que mucho sabe y poco quiere hacer.

    Planteo tres posibles casos:

    Candidato 1: sabe mucho y presenta actitud negativa
    Candidato 2: deficientes conocimientos y actitud positiva
    Candidato 3: conocimientos aceptables y excelente actitud, este sería mi elegido.

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  38. Es interesante hablar sobre temas de aptitud y actitud, ya que son sumamente importantes para llevar a buen puerto cualquier labor. Con condiciones idóneas para enfrentar tareas y disponibilidad para hacerlos se puede llegar ha obtener buenos resultados.

    Pero desde mi criterio lo más interesante es conocer las debilidades y limitaciones personales que para algunos puede parecer falta de aptitud o de actitud, las cuales sencillamente no son compartidas por los demás, y es entonces cuando lo que es bueno o fácil para unos, no es bueno ni fácil para otros.
    Existen parámetros estándares, pero siempre se debe dar el beneficio de la personalización, ya que como lo afirma los Brian Emerson y Anne Loehr que para permanecer entre los mejores, se necesita hacer más, se necesita crecer, se debe tener presente que metas personales se tienen de manera individual.
    Soy del juicio, que si bien los recursos son necesarios, las ganas que se tenga para hacer las cosas son más, en la medida en que faltan de insumos, también es posible lograr el objetivo, pero volvemos al principio si no hay ganas por más que se facilite las labores o se conozca de todo la temática, no se puede hacer nada.
    En este punto creo conveniente hacer la comparación con la frase popular “Querer es poder” por tanto no importa el camino sino llegar, aunque para esto el trayecto sea largo para unos o corto para otros.
    Me resultan interesante las coincidencias de todos los aportes a este foro, pero me queda un sinsabor porque no veo proponer soluciones a los problemas que genera las falta de alguno de los tres factores.
    Ante esto mi punto de vista se enfoca en tratar de conocer las causas que hacen que los trabajadores o colaboradores presentes problemas de actitud o aptitud, los cuales desencadenan otros tantos factores que conocí a lo largo de la lectura de Robbins, como la rotación o el ausentismo.
    Pero en una cosa si estoy de acuerdo y seguro, lo importante es el camino al éxito y estar en constante búsqueda de mejorar en todos los aspectos tanto personales o profesionales.

    Saludos

    Fabio

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  39. Ahondando más en el tema, y partiendo de la definición psicológica del término aptitud, que es cualquier característica psicológica que permite pronosticar diferencias interindividuales en situaciones futuras de aprendizaje, puedo afirmar que una persona que posea pocas aptitudes para desempeñar una labor, puede tener una actitud muy positiva que le permita una adaptación a la actividad la cual puede significar un desarrollo o refuerzo de esa debilidad.
    Ahora bien, partiendo del lenguaje común la aptitud sólo se refiere a la capacidad de una persona para realizar adecuadamente una tarea, en psicología engloba tanto capacidades cognitivas y procesos como característica emocionales y de personalidad, por tanto antes de emitir criterios es indispensable considerar una serie de factores que pueden incidir en esta capacidad.
    Para no caer es estos errores, es importante recordar que realizar un trabajo placentero en condiciones idóneas facilitan tanto la actitud como la aptitud.
    Como lo dice Mario y Glenda en uno de sus aportes, el realizar un trabajo en un buen ambiente estimula a las personas para continuar haciendo las tareas de una manera adecuada y eventualmente se podría convertir en una personas preactiva dentro de la oficina.
    En este caso, la ecuación debería mantener sus componentes en un orden equilibrado, pero sin duda la actitud y la aptitud deben estar de la mano, y en un mismo nivel, pero depe3ndiendo de caso particular como lo he dicho anteriormente, los recursos son necesarios pero las ganas y capacidad duplican esa necesidad.

    Saludos
    Fabio

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  40. Finalmente, puedo concluir que la actitud, aptitud, y recursos son importantes, que uno es complemento del otro y que cada uno debe estar en constante crecimiento, para lograr ser competitivo del cambiante mercado laborar y profesional. Siempre explotando el talento, con disponibilidad para aceptar o rechazar errores y utilizando lo que este a nuestro alcance, queriendo ser mejores cada días y haciendo las cosas de la mejor manera, buscando la calidad y excelencia por la perfección no existe.
    Elene da en el clavo, diciendo que “El truco está en poder identificar qué cualidades poseen las personas para ubicarlas en el sitio apropiado” porque no hay nada peor que estar, donde uno no quiere estar, (esto aplicándose a relaciones laborales, sentimentales, profesionales o académicas).
    Cierro diciendo una frase de Albert Einstein “La debilidad de actitud se vuelve debilidad de carácter”.

    Saludos Fabio

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  41. PETER FRANCO 28 de Abril del 2009. Las personas debemos mejoras nuestras aptitudes y capacidades para crecer como persona, como lider y tener vision clara del exito que queremos para nuestras organizaciones. Como profesinal tenemos que aceptar nuestros errores y aprender de ellos para no repetir y seguir adelante como un buen lider.

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